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La Navidad es esa época del año en la que se supone que todo es alegría, luces, villancicos… y regalos. Ah, los regalos. Esa ilusión envuelta en papel brillante que a veces se convierte en un «¿¡Qué demonios es esto!?» en cuanto lo abrimos. Porque sí, no todos tienen el don de regalar con sentido común, y aquí traemos algunos de los peores regalos navideños que la gente ha recibido… de verdad.
Regalar productos de higiene ya es arriesgado. Pero alguien, en serio, decidió regalar un desodorante… usado. ¿Qué clase de mensaje es ese? ¿Un “felices fiestas, hueles mal”? 😬
Imagina recibir un tierno osito con un corazón que dice: «Para mi amor, Carolina», y tú te llamas Sofía. Bueno, eso pasó. Al parecer, el osito venía de una relación pasada. O de una bodega olvidada. O del mismísimo Grinch.
«Pensé que te quedaría grande y cómoda», dijo la abuela. Pero no, no se trataba de una pijama oversize, sino de ropa interior que parecía una carpa de circo. El cuerpo no necesita espacio para hacer eco.
A falta de presupuesto, alguien imprimió en una hoja un vale que decía: “Canjeable por un abrazo”. Cero envoltorio. Cero creatividad. Afortunadamente, el receptor también tenía un vale: “Canjeable por no hablarte en tres días”.
Regalar música puede ser lindo, si viene con una lista personalizada. Pero alguien entregó un CD virgen con una nota: “Para que grabes lo que quieras”. Imposible no emocionarse. O no llorar.
Sí, UNO. Se supone que el otro “venía en camino”. Nunca llegó. Todavía lo están esperando. O quizá fue una declaración filosófica: “La soledad del calcetín perdido”.
No, no un cuarzo con poderes mágicos. Una piedra del patio. Sin explicación. Envoltorio con cinta scotch y todo. Y no, tampoco era un gato disfrazado de roca (eso sí sería un buen regalo).
Pasaron horas armándolo para descubrir que faltaba la última pieza. Más que regalo, fue una lección de vida: nunca confíes en cajas con cinta sospechosa.
¿Mensaje críptico? ¿Arte abstracto? No, simplemente alguien regaló una taza rota con el comentario: “La puedes pegar con silicona”. Qué considerado.
Si no bastara con recibir un libro de “Cómo tener más autoestima”, además venía con páginas amarillentas y consejos tipo “llama desde tu teléfono fijo”. Ideal para viajar al pasado.
Total, las fechas se repiten, ¿no? Eso pensó quien lo regaló. Lo que no se repite es la paciencia de quien lo recibió.
Originalmente era un cactus. Llegó negro, seco y medio aplastado. Aun así, tenía nombre: “Ramón”. RIP Ramón.
Que a veces lo mejor es preguntar qué quiere la otra persona. O regalar chocolate. O una foto de tu gato vestido de Santa. Pero nunca, nunca, regales una piedra sin contexto.
¿Y tú? ¿Cuál ha sido el peor regalo que has recibido en Navidad?
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