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Puede que ahora mismo estés tocando tu teléfono, el teclado o una taza de café… pero según la física, no estás tocando realmente nada. Lo que sentimos como “contacto” es en realidad una fuerza de repulsión entre átomos. Sí, aunque parezca increíble, jamás llegamos a tocar físicamente otro objeto al 100%.
Todo está hecho de átomos… casi todo vacío
La materia está formada por átomos, que a su vez contienen un núcleo (protones y neutrones) rodeado por electrones. Pero aquí viene lo impactante: los átomos son 99.9999999999999% espacio vacío.
Cuando juntas dos objetos, los átomos de uno nunca entran en contacto físico con los átomos del otro. Los electrones de ambos crean una repulsión electromagnética, como si fueran imanes enfrentados por el mismo polo. Y esa repulsión es lo que sentimos como “presión” o “tacto”.
¿Entonces por qué sentimos las cosas?
Nuestro sentido del tacto está codificado para interpretar esas fuerzas de repulsión como “contacto”. Tu piel detecta las interacciones entre campos electromagnéticos de tus átomos y los del objeto cercano, y tu cerebro traduce eso como: “estoy tocando algo”.
En realidad, se trata más de una ilusión sensorial producida por la física cuántica que de un contacto real.
¿Qué pasaría si los átomos pudieran tocarse?
Si los átomos pudieran tocarse realmente (es decir, si los núcleos se encontraran directamente), ocurrirían reacciones nucleares. De hecho, eso es básicamente lo que sucede en una bomba de hidrógeno o en el interior del Sol: fusión de núcleos atómicos. Así que, por suerte, que no podamos tocar nada es lo que mantiene estable el universo.
Otros ejemplos alucinantes
- Cuando “te sientas”, no estás apoyado en la silla. Estás flotando microscópicamente sobre ella por la fuerza electromagnética.
- Al caminar, en realidad nunca hay contacto físico entre el pie y el suelo a nivel atómico.
- Tu cuerpo y los objetos que manipulas se repelen mutuamente, como si todos fuéramos globos con carga eléctrica.
¿Y la gravedad?
La gravedad es otra historia: es una fuerza de atracción, no de contacto. Pero aún así, el “peso” que sentimos es por cómo la gravedad tira de nosotros hacia la Tierra, mientras el suelo “nos empuja” de vuelta gracias a estas fuerzas de repulsión atómica.
En resumen: vivimos en un mundo donde todo parece sólido, pero nada realmente lo es. Lo que sentimos como materia y contacto es una ilusión creada por fuerzas invisibles… ¡la física es más mágica que la magia misma!
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